José
Hernández era hijo de Rafael Hernández e Isabel Pueyrredón – sobrina de
Juan Martín de Pueyrredón. Pasó sus primeros años de vida en este
lugar, que debe abandonar en 1840, ya que su familia debió trasladarse
al interior de la provincia, por razones laborales.
Demostró
ambición por el estudio en la instrucción primaria, pero debió
abandonar por causas de una enfermedad repentina y se marchó al campo en
busca de salud. Desde entonces todo lo aprendió por esfuerzo personal:
observador entusiasta de los rudos trabajos de ganadería que dirigía el
padre y desempeñaban los gauchos, también él participó de estas tareas.
Siendo joven entró en contacto con el estilo de vida, la lengua y los
códigos de honor de los gauchos.
Fue
un autodidacto y, a través de sus numerosas lecturas, adquirió firmes
ideas políticas. Entre 1852 y 1872, época de gran agitación política,
defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a
las autoridades centrales establecidas en Buenos Aires.
Participó
en una de las últimas rebeliones federales, la de Ricardo López Jordán,
un importante movimiento cuya primera rebelión finalizó en 1871 con la
derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil. Después de
esta revolución, siguió siendo por corto tiempo asesor del general
revolucionario, pero con el tiempo se distanció de él.
A
su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del
periodismo. También desempeñó los cargos de Diputado y Senador de la
provincia de Buenos Aires. Ocupando este último cargo, defendió la
federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a
Leandro N. Alem.
Pero
fue, sin embargo, a través de su poesía como consiguió un gran eco para
sus propuestas, y la más valiosa contribución a la causa de los
gauchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario